La tertulia de Claudio Acebo y los diabólicos márgenes que se aplican al consumo Carlos Magdalena
Claudio puso encima de la mesa la cesta de la compra, la que algunos llaman la microeconomía que se traduce e interpreta como la economía de la cesta de las amas de casa y del día a día, y vemos que los precios son astronómicos. El ir al mercado o al supermercado o al restaurante o al bar cada día es más costoso. Los billetes grandes cada día dan para menos productos y menos ocio. Y no hablamos de mariscos o solomillos o lechazos,....

En esta ocasión Joaquin Rubio venía con ganas de hablar e inició la tertulia, naturalmente después de los prolegómenos del director hablando de la economía pura y dura que se encuentra según los datos que se ofrecen en un estado muy bueno y mejor estaría si se embrida el déficit porque se está practicando una política económica expansiva, y si a eso añadimos la ausencia de Presupuestos es lo que retrae el crecimiento de nuestra economía provocando que no se reduzca el déficit fiscal como debiera.
Fue una exposición, la que hizo Joaquín, muy realista que pueden escuchar íntegramente en el podcast de Teiba.
Pero no podemos olvidar el impacto de la inmigración en el crecimiento recogiendo los puestos de trabajo que no quieren los españoles, la más de las veces con salarios bajos y difícil modo de convivencia. Tenemos el reciente ejemplo de lo sucedido en Torre Pacheco que sólo es la punta del problema.
Lo que sí es cierto es que esta economía aún siendo buena si se contuviese la deuda mejoría notablemente el PIB de nuestro país. Y estamos hablando de la macro economía que tira de todo lo demás y que es la que da muestras de buen balance aunque sería necesario que se evitasen los conflictos políticos diarios, ya sea por imagen o por el bienestar de la vida política tan convulsa, enfrentada, enfangada ?y dejarán de tirarse mierda unos a otros amén de controlar toda la corrupción existente. Podríamos tener importancia en Europa pero no es así, es una quimera conseguirlo con 17 estadillos y todos a la greña con el agravante de un vértice que lo incentiva.
La economía está razonablemente bien y en ello coincidimos todos los tertulianos.
Claudio puso encima de la mesa la cesta de la compra, la que algunos llaman la microeconomía que se traduce e interpreta como la economía de la cesta de las amas de casa y del día a día, y vemos que los precios son astronómicos. El ir al mercado o al supermercado o al restaurante o al bar cada día es más costoso. Los billetes grandes cada día dan para menos productos y menos ocio. Y no hablamos de mariscos o solomillos o lechazos, hablamos de fruta y verdura, hablamos de coliflores a 3,50, de judías a 6 euros, de tomates de la tierra a 7 euros, de cerezas a 8 y así todos los productos, incluidos los básicos. Quieren imputar todos estos precios descomunales a los intermediarios, no lo sabemos pero todo está desmesurado y desproporcionado.
Y qué decir del ocio, los bares o cafeterías cargan hasta un 800 % en refrescos y demás bebidas, otro tanto por ciento en las comidas, de ahí que proliferen los menús, y además se baja la calidad y la cantidad en muchas ocasiones para ?rascar? de aquí y de allí. La sociedad de consumo tiende a desaparecer porque con estos precios no tiene otro remedio.
Todos los países tiemblan con sus deudas PIB y déficit y aún sabiendo las medidas que habría que tomar para resolverlo son difíciles de aplicar. Por ello es importante pagar impuestos apunta Joaquín, sobre todo a aquellos que tienen unos márgenes disparados, disparatados sin freno y que todos sabemos.
Se habló ¡cómo no! de la España vaciada, pero es que los tiempos y la sociedad ha cambiado y la sociedad del bienestar todo lo puede. Claudio se permitió la licencia de contar eso de la ardilla ya no va por encima de los árboles sin tocar el suelo de norte a sur de la península, aunque otros dicen que era un mito, pero se refiere a la existencia de los grandes bosques que por desgracia ya no existen.
En efecto todo ha cambiado y la vieja estructura municipal a veces sigue intacta sin modificaciones porque sus habitantes han huido a la ciudad y ese y no otro ha sido el motivo que lo denominen como la España vaciada. Hay que ser realista, dejarse de conceptos y slóganes y empezar el Estado con lo que es su obligación, facilitar a esa gente que ha preferido seguir siendo rural los mismos medios y servicios de todo tipo que tiene un urbanita.
Dice Mario Iglesias, y con mucha razón, que nada es comparable sobre el tema poblacional del ayer y del hoy, antes las familias tenían ocho hijos y ahora el índice de natalidad es prácticamente inexistente, además de la incorporación masiva de la mujer al mercado de trabajo. La natalidad está bajo mínimos porque la estructura de la familia, de la pareja a variado, la gente joven es más individualista y si a eso añadimos la difícil independencia de las parejas para establecerse con un acceso a la vivienda tan difícil y una carestía de la vida tan fuerte pues resulta evidente lo que sucede, solamente han dado aire y oxígeno a la natalidad la inmigración y poco más.
Y terminamos como siempre con la sanidad, el cuento de la lechera como dice Claudio, es un problema nacional. En verano se agudiza el problema de la falta de médicos porque la población crece en muchos municipios y no hay suficientes servicios sanitarios, de especialistas etc. Formamos a los médicos o a las enfermeras y estos una vez formados buscan donde les paguen y les paguen bien, donde aprecien sus conocimientos y eso no siempre sucede en nuestro país. Habría que establecer unos índices correctores para que esos estudiantes convertidos en médicos, que pagamos todos, se busquen formulas de incentivación para que se queden con nosotros en nuestros hospitales. Pero ese es el chocolate del loro de siempre.
Sí coincidimos todos en que la medicina en nuestro país y referido a Cantabria en particular es razonablemente buena y ya se sabe que si queremos que sea excelente hay que poner encima de la mesa más dinero.
Y volviendo sobre la inmigración, todos los españoles consideran según encuestas que es excesiva y que habría que regularla pero eso ya es harina de otro costal y son políticas que no están al alcance del ciudadano, depende del entendimiento de los partidos mayoritarios y el sentido común de sus líderes, que hasta ahora no parece que tenga mucho, y son en definitiva los que tiene el poder de hacer y deshacer.
Rafael de la Gandara
Joaquin Rubio
Mario Iglesias
Carlos Magdalena
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