
El 40 cumpleaños con mi fiel compañera. Carlos Magdalena
Y para celebrarlo bajé al garaje, la miré, la noté triste y no me decía nada hasta que observe un acercamiento ya que adivinaba que la iba a sacar a dar un paseo dado que los rayos de sol entraban por la puerta, y me espetó con un ¡ya era hora! La pasé una gamuza para quitar el polvo acumulado y noté su alivio para después cortésmente decirla un ¿hola, cómo estás?