EL IZQUIERDISMO SEGÚN LENIN ES «UNA ENFERMEDAD INFANTIL» Por Juan Goti Ordeñana Catedrático jubilado de la Universidad de Valladolid
En otros tiempos nos habíamos acostumbrado a ver cómo eran las izquierdas: por el comportamiento del socialismo, del marxismo, del comunismo y del anarquismo, pero ha llegado el momento en el que resulta algo difícil dar una idea de la izquierda, puesto que resulta incomprensible relacionar la actual izquierda con aquellos movimientos y mucho menos con el problema laboral.

En otros tiempos nos habíamos acostumbrado a ver cómo eran las izquierdas: por el comportamiento del socialismo, del marxismo, del comunismo y del anarquismo, pero ha llegado el momento en el que resulta algo difícil dar una idea de la izquierda, puesto que resulta incomprensible relacionar la actual izquierda con aquellos movimientos y mucho menos con el problema laboral. Mas su desfase, ya empezó a advertirse en tiempo del mismo Lenin, quien dijo: que el izquierdismo «era una enfermedad infantil» que les había salido. Examinados los movimientos de la izquierda-sinistra, que hoy padecemos, se advierte que han llegado a límites alarmantes, alzándose, además, como faros morales del nuevo progresismo, que abarca toda la publicidad influyente, favorecido por los nuevos programas de Woke, y protegidos por grandes esferas políticas de la ONU y Comunidad europea.
Ha pasado ya algún tiempo de la caída del socialismo soviético en 1989. Desde entonces, ciertamente, aquella izquierda marxista-comunista nos da la impresión de que ha desaparecido, y que en su lugar ha quedado aquella «enfermedad infantil» de la que hablaba Lenin. Lo que resta del comunismo son algunos grupos marginales. Aquel sueño sin clases, se ha dejado por imposible, y ahora quedan grupúsculos discriminados y perjudicados en su credibilidad ante las circunstancias de los Estados que se califican de socialistas. Ya no llegan a plantearse la liquidación de las clases sociales, ni mucho menos la idea de Estado totalmente burócrata. Por lo que la idea de izquierdas ha quedado como una mera titulación, sin el fondo que se consideraba un valor de la futura sociedad, traducido en una añoranza de lo que fueron sus abuelos.
Perdida aquella boyante época, la izquierda se enzarzó con un proyecto de confusión en el siglo XX. Al comenzar el segundo milenio se ha transformado en una «pseudoizquierda democrática», que en realidad es una imaginaria aspiración para superar la lucha de clases por caminos de protesta, pero abandonando la revolución, y traicionando a sus orígenes. Por ello tenemos un PSOE que, calificándose de izquierdas, representa los intereses de los grandes grupos empresariales de cualquier género que sean, y siempre preparado para aliarse con los imperios, ya sea americano y si le conviene con la floreciente China. Y luciendo, en cualquier momento, el lema «somos de izquierdas». Pero muy lejos de aquel movimiento originario de izquierda.
Un examen de la izquierda de nuestros tiempos, nos muestra el límite de la «pseudoizquierda democrática» a la que ha llegado, que, visto desde la consideración social, marca al nivel que ha alcanzado de degradación de la idea de la izquierda. Ante el hecho de que las políticas sociales se van quedando lejos, la «pseudoizquierda democrática» advierte la enervación constante de sus posibilidades de transformar la
sociedad, y se ha contentado con buscar nuevas identidades descabelladas como el pacifismo, naturismo, feminismo, cambio climático, la transformación cultural con una educación degradante de la persona, destrucción de la sociedad tradicional y la promoción de una falsa personalidad.
Respecto a la izquierda de otros tiempos ha perdido su orientación, ya no se trata de ser trabajador o de clase baja, sino ser defensor de cualquier minoría racial o sojuzgada por cualquier motivo, así como el maltrato a cualquier minoría, o es motivo para elevar el discurso en favor de una izquierda desfasada. Su preocupación es distinta de la marcha de la sociedad, y no es por motivo de corregir las deficiencias de la convivencia social, sino para sustituirlas por ideologías imaginarias que les lleva a soñar en utopías. Por tanto, es claro que se han olvidado de lo que fueron en su origen, han perdido los objetivos de la lucha de clases, y, en estos tiempos, se orientan a exacerbar los problemas sociales para ser diferentes, y mantener en litigio a los pueblos.
Llegado a este momento vemos que el eje de la justicia social se ha desplazado. En adelante su idea no es el trabajador o el ciudadano, sino defender a una minoría racial o a un grupo humano de protesta. Con lo que pasa a ser su idea central la atención a las minorías en todas las acciones de las izquierdas. Lo que resulta preocupante de «las izquierdas postmodernas», es que no tienen cuidado de la actual sociedad cómo es, sino que tratan de sustituirla por una defensa de las minorías abandonadas. Estas «pseudoizquierdas» han llegado a olvidar el bien común, y su preocupación se dirige a agravar las diferencias en lugar de asumir la igualdad en la marcha de la comunidad.
No obstante, todas las ideas válidas de que ha lucido el izquierdismo original, son copia del buen hacer de los cristianos como es: la fraternidad, el universalismo-ecumenismo, la solidaridad, el ecologismo, la transformación de la sociedad y la aspiración a una vida digna para todos. La validez de estas ideas, al apropiarse sin su verdadera base religiosa, las han desnaturalizado con la pretensión de crear un mundo utópico, intentando una fraternidad universal globalizada, y proponiendo un progresismo sin considerar la persona, y pensando que lo correcto es explotar, a su conveniencia, los bienes del pueblo, marcando a su favor lo que determine como política correcta.
Aquella infantilidad de la que hablaba Lenin viene a definir adecuadamente los izquierdismos fake de estos tiempos, que no tiene objetivos propios y se contenta con aceptar cualquier desavenencia que se da en la sociedad para luchar por sus intereses. Pero son grupos que, con una mínima representación, saben desarticular los gobiernos.
Sé el primero en comentar